JD Vance y el ordo amoris. Inconsistencias

En una reciente entrevista, el vicepresidente de Estados Unidos, J. D. Vance, a propósito de las reacciones que ha tenido la política de deportaciones de su gobierno de parte de algunas celebridades, señaló lo siguiente:

 

Como líder estadounidense, pero también como ciudadano estadounidense, tu compasión pertenece en primer lugar a tus conciudadanos. Eso no significa que odies a la gente de fuera de tus fronteras, sino que existe este [concepto] de la vieja escuela -y creo que es un concepto muy cristiano, por cierto- de que amas a tu familia, y luego amas a tu prójimo, y luego amas a tu comunidad, y luego amas a tus conciudadanos en tu propio país, y entonces, después de eso, puedes centrarte y dar prioridad al resto del mundo.[1]

 

Esta idea se afirma que ha sido invertida por parte de “la extrema izquierda”. Señala Vance:

 

Gran parte de la extrema izquierda ha invertido este orden completamente. Parece que odian a los ciudadanos de su propio país, y se preocupan más por aquellas personas que están fuera de sus propias fronteras. Esa no es manera de dirigir una sociedad.[2]

 

Estas ideas han producido mucha polémica.[3] Más allá de que Vance esté, en este último párrafo, aludiendo a un “hombre de paja” – al no considerar la mejor versión del argumento del adversario – se ha señalado que el político estaría haciendo énfasis a la doctrina del ordo amoris, planteada por san Agustín y profundizada por santo Tomás de Aquino. 

San Agustín hace hincapié en el aspecto relacional del amor y en su naturaleza jerárquica. Agustín postula que el amor se dirige hacia Dios como bien supremo, que a su vez configura el orden moral de las relaciones y deseos humanos, a través de una ontología participacionista.[4] Señala Agustín:

 

Ahora bien, Dios, nuestro maestro, enseña dos preceptos principales, el amor a Dios [y] el amor al prójimo; y en ellos el hombre encuentra tres objetos para su amor: Dios, él mismo y su prójimo; y un hombre que ama a Dios no se equivoca al amarse a sí mismo. Se sigue, por tanto, que se preocupará también de que su prójimo ame a Dios, puesto que se le dice que ame a su prójimo como a sí mismo; y lo mismo se aplica a su preocupación por su esposa, sus hijos, los miembros de su casa y por todos los demás hombres, en la medida de lo posible.[5]


Esto se articula a través de la distinción entre “uti” (usar) y “frui” (disfrutar), donde Agustín afirma que uno debe “frui” a Dios y “uti” a las cosas creadas, estableciendo así una jerarquía moral que prioriza el amor divino sobre los apegos terrenales.[6] Para Agustín, “existe una jerarquía de amores y que tenerla bien establecida es esencial para cualquier acto éticamente correcto”.[7]

            Para santo Tomás de Aquino, el ordo amoris está estrechamente vinculado a su noción de virtud, donde las virtudes se consideran disposiciones que alinean los deseos humanos con el bien supremo. El amor por la verdad es esencial para lograr esta alineación, ya que la virtud misma se define por el ordo amoris.[8]

            El tratamiento del ordo amoris por parte del Aquinate se encuentra en S.Th. II-II, q. 26, especialmente el a. 8. Señala:

 

en lo tocante a la naturaleza, debemos amar más a los familiares; en lo referente a la convivencia civil, más a los conciudadanos; y más a los compañeros de armas cuando se trata de asuntos bélicos. Por eso escribe el Filósofo en IX Ethic.: A cada uno hay que concederle lo propio y congruente. Y ésta parece ser también la práctica general: en las bodas se invita a la familia, al igual que el primer deber hacia los padres será proveerles de alimento y honrarles. Lo mismo en lo demás. [9]

 

El ordo amoris en Tomás de Aquino puede considerarse como una doctrina general que establece un orden debido de los deberes que tiene una persona para con los demás. Sin embargo, esta doctrina no supone un orden necesario, y el mismo parece indicar situaciones en las que no debe aplicarse a rajatabla. Por ejemplo: II-II, q. 26, a. 4, ad 2, respecto de los amigos; II-II, q. 26, a. 7, c, respecto de familiares y extraños; II-II, q. 104, a. 5, c, respecto de las órdenes del superior. De lo anterior se sigue que el ordo amoris no es una doctrina fija o rígida, sino que es, fundamentalmente, un conjunto de principios prudenciales.

            Un planteamiento similar al ordo amoris se encuentra en la filosofía moral contemporánea. El filósofo Stephen Darwall ha planteado lo que se ha denominado la ética de segunda persona (second person standpoint),[10] haciendo énfasis en la dinámica relacional inherente a las obligaciones morales. En esencia, el marco de Darwall postula que la moralidad tiene que ver fundamentalmente con las demandas que los individuos se hacen unos a otros, considerado como una cuestión de reconocimiento y respuesta a la autoridad moral de los demás.

Volvamos a las palabras de Vance. Considerando que estas palabras se dan en el contexto de la discusión de las políticas migratorias del gobierno de Trump (y de Vance, como su vicepresidente), hay muchas cosas que precisar antes de que la doctrina del ordo amoris pueda hacer sentido – menos aún, justificar – dichas políticas. Por de pronto, los inmigrantes no son personas que puedan ser tenidas como “lejanos”, al menos en términos espaciotemporales. Más bien, el problema radica (para los partidarios del gobierno norteamericano) en el hecho de que comparten espacio y tiempo con los nacionales. Esto crea muchas paradojas que la doctrina no puede resolver en los términos de los partidarios de Trump. Por ejemplo: 1) ¿quién está primero en el orden del amor? ¿Un extranjero que vive a 200 metros de mi casa, o un connacional que vive en un continente lejano? 2) ¿Quién tiene más en común conmigo? ¿Una persona que comparte mi nacionalidad, pero que no comparte ninguno de mis valores ni mi concepción de la trascendencia, o un padre de familia, con quien no comparto nacionalidad e idioma, que está viviendo un genocidio por parte de un ejército de ocupación, y que comparte mis valores y mi religión? 3) ¿Por quién debería yo sentir empatía y generar solidaridad? ¿Por un núcleo familiar extranjero ilegal que se asienta cercano a mi hogar, con carencias en salud y educación relevante o por un connacional, igualmente cercano en términos espaciotemporales, hombre rico que no comparte mis valores familiares? En fin, creo que los ejemplos pueden multiplicarse en términos de que no es claro que, aplicando a rajatabla el orden que sugiere Vance, podamos llegar a una respuesta “de sentido común”, como él mismo señaló en una respuesta a su entrevista.[11]

Si bien es cierto que las éticas de tercera persona (como ciertas formas de consecuencialismo) generan respuestas contraintuitivas, en el sentido de que no parece ser razonable establecer deberes prima facie respecto de personas a quienes yo no conozco o respecto de quienes no tengo noticias (porque nuestra representación de su existencia es abstracta), esto no significa que no podamos establecer algún lazo o nexo que implique una representación de sus existencias y de sus necesidades que nos mueva a un sentimiento moral de empatía. Y aún en este caso, en virtud de la existencia de deberes de cuidado que tengo respecto de otros (como mis propios hijos), dichos deberes parecen tener prioridad respecto de otros sentimientos morales que pueden generar deberes imperfectos (en el sentido kantiano) de promoción del bienestar de otros que se encuentren en lugares muy lejanos al nuestro, pero que tengamos, por alguna vía, una representación lo más precisa posible de su existencia y sus necesidades.

Más aún: si esas personas, originalmente lejanas a mí, son personas en situación de vulnerabilidad que comparten con nosotros el mismo espacio, no parece ser razonable excluirlas de tener alguna actitud de cuidado o bien un sentimiento moral de empatía respecto de su situación, más del que tendríamos por un connacional en una situación de privilegio, o bien que se encuentre más lejano.

Supongamos, por mor del argumento, que la doctrina del ordo amoris de Vance (es decir, aquella interpretación que él hace de la genuina doctrina de san Agustín y santo Tomás de Aquino) fuera cierta. De ello no se sigue, lógicamente, algún tipo de fundamentación respecto de las políticas de anti-inmigración y deportación de su gobierno. Cualquiera que vea en esta doctrina una fundamentación sólida de esta política, está dando varios saltos lógicos (o, como decimos en buen chileno: se está pasando hartos pueblos).

¿Es razonablemente posible de fundamentar la política migratoria del gobierno de los Estados Unidos en la doctrina del ordo amoris? Me parece que no. Es, en primer lugar, una política inmoral. En primer lugar, se ha permitido a los agentes migratorios arrestos en zonas sensibles como iglesias y escuelas. Además, se han impuesto cuotas de arrestos y se ha promovido la colaboración de la policía estatal y local en estas operaciones.[12] En segundo lugar, se ha comenzado a enviar a migrantes irregulares al centro de detención de Guantánamo, Cuba. Esta instalación ha sido duramente criticada por violaciones a los derechos humanos. Se espera que unas 30,000 personas sean recluidas en la base, lo que ha generado preocupaciones adicionales sobre el trato y las condiciones de los detenidos.[13] En tercer lugar, el gobernador de Florida, Ron DeSantis ha propuesto, para los migrantes culpables de delitos capitales, la pena de muerte de manera obligatoria.[14] En este contexto, la condición migratoria sería un agravante que determinaría la gravedad de la pena, cosa que estaría reñida con algunos principios del estado de derecho. En particular, sería una forma clara de “derecho penal del enemigo”, identificando al migrante como un grupo peligroso para la seguridad de la sociedad, lo que conlleva a la criminalización de la condición migrante.

Además, hay que destacar que, como “buen” político, Vance no está hablando en serio. Tomemos como ejemplo el tuit que hace después de contestarle a Rory Stewart, uno de quienes criticó sus afirmaciones. Vance señaló:

 

Lo he dicho antes y lo diré de nuevo: el problema con Rory y personas como él es que tiene un CI de 110 pero piensa que tiene un CI de 130. Esta falsa arrogancia ha impulsado tanto el fracaso de la élite en los últimos 40 años.[15]

 

Básicamente, está haciendo un ataque ad hominem a su crítico. Está caricaturizando y reduciendo, no el argumento de su crítico, sino a su persona. Esto no sólo es lógicamente falaz sino éticamente cuestionable.     

Finalmente, y puesto que este debate surge en el seno de la una concepción cristiana de la vida social, sería bueno que recordáramos qué dice el Catecismo de la Iglesia Católica sobre la migración:

 

Las naciones más prósperas tienen el deber de acoger, en cuanto sea posible, al extranjero que busca la seguridad y los medios de vida que no puede encontrar en su país de origen. Las autoridades deben velar para que se respete el derecho natural que coloca al huésped bajo la protección de quienes lo reciben. / Las autoridades civiles, atendiendo al bien común de aquellos que tienen a su cargo, pueden subordinar el ejercicio del derecho de inmigración a diversas condiciones jurídicas, especialmente en lo que concierne a los deberes de los emigrantes respecto al país de adopción. El inmigrante está obligado a respetar con gratitud el patrimonio material y espiritual del país que lo acoge, a obedecer sus leyes y contribuir a sus cargas.[16]

 

A su vez, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, señala:

 

Las instituciones de los países que reciben inmigrantes deben vigilar cuidadosamente para que no se difunda la tentación de explotar a los trabajadores extranjeros, privándoles de los derechos garantizados a los trabajadores nacionales, que deben ser asegurados a todos sin discriminaciones. La regulación de los flujos migratorios según criterios de equidad y de equilibrio es una de las condiciones indispensables para conseguir que la inserción se realice con las garantías que exige la dignidad de la persona humana. Los inmigrantes deben ser recibidos en cuanto personas y ayudados, junto con sus familias, a integrarse en la vida social. En este sentido, se ha de respetar y promover el derecho a la reunión de sus familias. Al mismo tiempo, en la medida de lo posible, han de favorecerse todas aquellas condiciones que permiten mayores posibilidades de trabajo en sus lugares de origen.[17]

 

La declaración Dignitas Infinita, de reciente publicación por parte del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, señala:

 

Los emigrantes están entre las primeras víctimas de las múltiples formas de pobreza. No es solo que su dignidad viene negada en sus países, sino que su misma vida es puesta en riesgo porque no tienen los medios para crear una familia, para trabajar o para alimentarse. Una vez llegados a los países que deberían poder recibirlos, «no son considerados suficientemente dignos para participar en la vida social como cualquier otro, y se olvida que tienen la misma dignidad intrínseca de cualquier persona. […] Nunca se dirá que no son humanos pero, en la práctica, con las decisiones y el modo de tratarlos, se expresa que se los considera menos valiosos, menos importantes, menos humanos». Por tanto, es siempre urgente recordar que «todo emigrante es una persona humana que, en cuanto tal, posee derechos fundamentales inalienables que han de ser respetados por todos y en cualquier situación». Su acogida es una forma importante y significativa de defender «la inalienable dignidad de cada persona humana más allá de su origen, color o religión».[18]

 

Por último – y entrando de lleno en la discusión reciente – el papa Francisco, en una carta dirigida a los obispos de Estados Unidos, señala, a propósito de la doctrina del ordo amoris, lo siguiente:

 

Los cristianos sabemos muy bien que, sólo afirmando la dignidad infinita de todos, nuestra propia identidad como personas y como comunidades alcanza su madurez. El amor cristiano no es una expansión concéntrica de intereses que poco a poco se amplían a otras personas y grupos. Dicho de otro modo: ¡La persona humana no es un mero individuo, relativamente expansivo, con algunos sentimientos filantrópicos! La persona humana es un sujeto con dignidad que, a través de la relación constitutiva con todos, en especial con los más pobres, puede gradualmente madurar en su identidad y vocación. El verdadero ordo amorisque es preciso promover, es el que descubrimos meditando constantemente en la parábola del “buen samaritano” (cf. Lc 10,25-37), es decir, meditando en el amor que construye una fraternidad abierta a todos, sin excepción. / Preocuparse por la identidad personal, comunitaria o nacional, al margen de estas consideraciones, fácilmente introduce un criterio ideológico que distorsiona la vida social e impone la voluntad del más fuerte como criterio de verdad.[19]

 

De todo lo anterior se pueden sacar algunas ideas que reflejan el pensamiento de la Iglesia sobre la cuestión, que espero resumir bien a continuación:

1.     Los países prósperos (y Estados Unidos es uno de ellos) tienen el deber de acoger, cuanto sea posible, a los migrantes que buscan mejores horizontes de vida que en sus países de origen. 

2.     Los migrantes, a su vez, tienen el deber de respetar el país que lo recibe, tanto en el cumplimiento de la ley, como en el soporte de las cargas propias de todo habitante de su territorio, además de cuidar y respetar el patrimonio cultural del país que lo recibe.

3.     No hay que perder de vista que, detrás de la decisión de migrar, existe, en muchos casos, una situación de vulnerabilidad extrema.

Cabe señalar que estas tres ideas están muy lejos de las políticas adoptadas por el gobierno norteamericano que reflejan todo lo que la Iglesia enseña que hay que evitar respecto del fenómeno de la migración: 1) desconoce la dignidad intrínseca de la persona migrante; 2) identifica criminalidad con migración; 3) establece mecanismos que lesionan la dignidad de la persona; 4) genera incentivos perversos a los encargados de tutelar la política migratoria; 5) separa a las familias, y un largo etcétera. 

            En conclusión, la doctrina del ordo amoris está muy lejos de promover y fundamentar la política migratoria del gobierno al que pertenece Vance, y su propuesta de comprensión del ordo amoris es deficiente, a la luz de la doctrina que hemos examinado. Sería bueno preguntarse si Vance, y todos los católicos que defienden estas políticas, están realmente en la línea de defender la dignidad de la persona humana.



[1] JD Vance: President Trump is looking after American citizens, 2025, https://www.youtube.com/watch?v=o98Po0lWZxE.

[2] JD Vance.

[3] Algunos de los comentarios sobre la polémica revisados son: “Ordo amoris: J.D. Vance y la inmigración - Revista Suroeste”, 11 de febrero de 2025, https://revistasuroeste.cl/2025/02/11/ordo-amoris-j-d-vance-y-la-inmigracion/; “What Is ‘ordo Amoris?’ Vice President JD Vance Invokes This Medieval Catholic Concept”, AP News, 6 de febrero de 2025, https://apnews.com/article/jd-vance-catholic-theology-migration-e868af574fb2e742c6ed3d756c569769; Sigal Samuel, “JD Vance Accidentally Directed Us to a Crucial Moral Question”, Vox, 6 de febrero de 2025, https://www.vox.com/future-perfect/398460/jd-vance-ordo-amoris-order-love-christianity-catholic-charity; Dr Taylor Marshall, “JD Vance and Thomas Aquinas on Ordo Amoris”, Taylor Marshall (blog), 31 de enero de 2025, https://taylormarshall.com/2025/01/jd-vance-and-thomas-aquinas-on-ordo-amoris.html; Dr Richard Clements, “First, Love Locally: JD Vance and ‘Ordo Amoris’”, Word on Fire (blog), 11 de febrero de 2025, https://www.wordonfire.org/articles/first-love-locally-jd-vance-and-ordo-amoris/.

[4] Michael Lamb, “Against Otherworldliness: The Order of Love”, en A Commonwealth of Hope: Augustine’s Political Thought, ed. Michael Lamb (Princeton University Press, 2022), 32–46, https://doi.org/10.23943/princeton/9780691226330.003.0003.

[5] Augustine of Hippo, The City of God (De Civitate Dei): Part I - Books Vol 7: Books 11 - 22, trad. William Babcock (Hyde Park: New CitY Press, 2013), 14. Traducción Propia.

[6] Ignacio López, “Uti y frui: la doble dimensión del amor en el pensamiento de Agustín de Hipona”, Cuadernos de teología - Universidad Católica del Norte (On line) 8, no 2 (31 de diciembre de 2016): 104–25, https://doi.org/10.22199/S07198175.2016.0002.00008.

[7] Mac S. Sandlin, “Love and Do What You Want: Augustine’s Pneumatological Love Ethics”, Religions 12, no 8 (agosto de 2021): 585, https://doi.org/10.3390/rel12080585.

[8] Cruz González Ayesta, “El amor a la verdad en Tomás de Aquino”, Revista Española de Filosofía Medieval 17 (1 de octubre de 2010): 37–46, https://doi.org/10.21071/refime.v17i.6143.

[9] Santo Tomás de Aquino, Suma de Teologia II-II (Madrid: Biblioteca de Autores Cristianos, 2007). (II-II, q. 26, a. 8, c.)

[10] Stephen Darwall, The Second-Person Standpoint: Morality, Respect, and Accountability (Cambridge: Harvard University Press, 2009).

[11] JD Vance [@JDVance], “Just Google ‘Ordo Amoris.’ Aside from That, the Idea That There Isn’t a Hierarchy of Obligations Violates Basic Common Sense. Does Rory Really Think His Moral Duties to His Own Children Are the Same as His Duties to a Stranger Who Lives Thousands of Miles Away? Does Anyone?”, Tweet, Twitter, 30 de enero de 2025, https://x.com/JDVance/status/1885073046400012538.

[12] Benjamin Wermund, “Todo Lo Que Debes Saber Sobre Las Redadas y Las Deportaciones En Texas”, Houston Chronicle, 15 de febrero de 2025, https://www.houstonchronicle.com/la-voz/article/todo-lo-que-debes-saber-sobre-las-redadas-y-las-20168625.php.

[13] “EEUU empieza a enviar migrantes a Guantánamo: ‘Trump no pierde el tiempo’”, ElHuffPost, 4 de febrero de 2025, https://www.huffingtonpost.es/global/eeuu-empieza-enviar-migrantes-guantanamo-trump-pierde.html.

[14] Carla Gloria Colomé, “DeSantis propone la pena de muerte obligatoria para los indocumentados culpables de delitos capitales”, El País US, 14 de febrero de 2025, https://elpais.com/us/migracion/2025-02-14/desantis-propone-la-pena-de-muerte-obligatoria-para-los-indocumentados-culpables-de-delitos-capitales.html.

[15] JD Vance [@JDVance], “I’ve Said before and I’ll Say It Again: The Problem with Rory and People like Him Is That He Has an IQ of 110 and Thinks He Has an IQ of 130. This False Arrogance Drives so Much Elite Failure over the Last 40 Years.”, Tweet, Twitter, 30 de enero de 2025, https://x.com/JDVance/status/1885073378442084444.

[16] “Catecismo de la Iglesia Católica, Tercera parte, Segunda sección, capítulo segundo, artículo 4, 2197-2257”, párr. 2241, accedido 14 de febrero de 2025, https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/p3s2c2a4_sp.html.

[17] “Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia”, párr. 298, accedido 14 de febrero de 2025, https://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/justpeace/documents/rc_pc_justpeace_doc_20060526_compendio-dott-soc_sp.html#La%20emigraci%C3%B3n%20y%20el%20trabajo.

[18] “Declaración del Dicasterio para la Doctrina de la Fe "Dignitas infinita sobre la dignidad humana”, párr. 40, accedido 14 de febrero de 2025, https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2024/04/08/080424c.html.

[19] “Carta del Santo Padre a los obispos de los Estados Unidos de América (10 de febrero de 2025) | Francisco”, párr. 6–7, accedido 14 de febrero de 2025, https://www.vatican.va/content/francesco/es/letters/2025/documents/20250210-lettera-vescovi-usa.html.

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